La Cooperativa Olivarera de Lucena apuesta por la innovación con el respaldo del Grupo Subbética

Lucena, tierra de olivos, de manos expertas y de innovación para la excelencia. En su compromiso por garantizar la calidad del aceite de oliva virgen extra, la Cooperativa Olivarera Nuestra Señora de Araceli ha dado un paso firme hacia la modernización de sus procesos industriales con la adquisición de maquinaria de última generación.

Gracias al apoyo del Grupo de Desarrollo Rural de la Subbética Cordobesa (GDR Subbética), que ha financiado un 40% de la inversión a través de los fondos europeos del programa FEADER y la Junta de Andalucía, la cooperativa ha incorporado cuatro quitarramas y cuatro sistemas de cierre para tolvas de recepción. Esta nueva maquinaria mejora de forma significativa la limpieza del fruto, reduciendo reacciones metabólicas que podrían afectar la calidad del aceite.

Además, se ha llevado a cabo la sustitución de dos botellas hidráulicas por sistemas de accionamiento de mayor eficiencia. Estas mejoras no solo refuerzan la seguridad alimentaria, sino que también contribuyen a preservar el producto estrella de nuestra comarca: el aceite de oliva virgen extra.

Un portavoz de la cooperativa ha subrayado que «gracias al Grupo de Desarrollo Rural Subbética hemos podido acceder a estas ayudas, que no solo suponen una inversión en tecnología, sino también una oportunidad para asegurar el futuro de nuestra tierra y de quienes la trabajan».

Esta actuación se enmarca dentro de la estrategia Leader 2014-2022, gestionada por el GDR Subbética, cuyo objetivo es fortalecer el tejido económico y social del medio rural, impulsar la modernización del sector agroalimentario y favorecer el relevo generacional. “Estas ayudas son clave para fijar población, sobre todo entre los jóvenes, y ofrecer oportunidades reales en el territorio”, han recalcado desde la entidad.

Una inversión con impacto social

Más allá de la mejora técnica, esta inversión contribuye a fortalecer el ecosistema agrícola y empresarial de la comarca, generando empleo y manteniendo viva la tradición olivarera, al tiempo que se adapta a los desafíos del siglo XXI.

Este proyecto es un ejemplo del impacto positivo que tienen los fondos europeos cuando se gestionan de forma eficiente y cercana al territorio. Como recuerda el lema del programa: Europa invierte en las zonas rurales.