Miguel Ángel Borrego: el artista de Rute que restaura la historia con sus manos
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Desde su infancia, Miguel Ángel Borrego ya tenía claro cuál era su mundo. Entre figuras de plastilina y escenas de Semana Santa recreadas con mimo y detalle, emergía una vocación artística tan innata como firme. Hoy, con 35 años, este restaurador y artista de Rute no solo crea y repara obras: custodia la memoria viva de la Subbética.
Las manos de un niño con alma de escultor
Las primeras “obras” de Miguel Ángel no nacieron en talleres sofisticados, sino en el suelo de su casa, con plastilina entre los dedos y la Semana Santa de Rute como inspiración. Algunas de aquellas creaciones llegaron incluso a exponerse al público. Aquel niño ya miraba el mundo con ojos de artista y sentía el latido de las Bellas Artes como parte esencial de su ser.
Restaurar para preservar el alma de un pueblo
Hoy, su mirada va más allá de la técnica. Miguel Ángel cree profundamente que los pueblos de la Subbética están bendecidos con un arte patrimonial que los define y enriquece. “El patrimonio no está solo en los museos”, afirma. Ermitas, iglesias, casonas antiguas, pequeñas joyas arquitectónicas… todo eso conforma la identidad colectiva, y él se siente responsable de preservarla con respeto y dedicación.
Cada restauración es, para él, una forma de servicio público: un acto de cuidado y compromiso con la historia común.
Obras con alma, trabajo con conciencia
Tiene una filosofía clara: que los años pasen y, al volver a ver sus obras, pueda decirse: “Aquí me lo curré bien”, en vez de lamentar lo que pudo ser diferente. Su trabajo combina la exquisitez técnica con una profunda sensibilidad humana. Miguel Ángel no toca objetos: toca fragmentos de vida, de fe, de historia.
Y lo hace como si cada pieza fuese suya. Aunque no lo sea.
Maestro en camino: formar desde la vocación
Con la misma pasión que restaura, se prepara ahora para enseñar. Su objetivo es convertirse en profesor de etapas superiores, con el deseo de contagiar el amor al arte que él recibió de sus maestros. Sabe que cada generación necesita guías que les muestren que el arte no es algo lejano ni elitista, sino una forma de entender y amar el mundo.
Quizá, gracias a él, nuevos niños modelen plastilina con sueños de escultura, como lo hizo él en Rute hace ya tres décadas.
Arte, identidad y futuro en la Subbética
Desde el Grupo Subbética (GDR), se reconoce en Miguel Ángel a esos jóvenes que hacen que la cultura no se quede quieta en vitrinas, sino que respire y evolucione con cada pincelada, cada restauración, cada clase.
Porque hay manos que no solo crean: sostienen la belleza de un pueblo entero.
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